La propuesta de la escuela sensoriomotriz nace a partir del análisis de la Teoría de la Educación sobre el Juego, concepto utilizado en el discurso educativo con un enfoque hermenéutico-especulativo (interpretación mutua de hombre y educación), de construcción existencial: descubrir el sentido de la educación desde el quehacer concreto, dentro de las filosofías del querer educativo, rescatando elementos de las teorías de Rousseau, Pestalozzi, Dewey, Decroly, Montessori y Freinet.
La escuela recreativa proyecta su visión hacia una Antropología científica, natural y humana, física y social, ad hoc para la educación básica (preescolar primaria y secundaria), busca perfilar un hombre que sea capaz de resolver problemas, de crear, de utilizar conocimientos, de autodosificarse cargas de ejercicio con fines de salud y ocupación positiva del tiempo libre, de “andar” con alegría, seguridad y confianza, con capacidad para convivir en un marco de valores.
Busca el desarrollo en tres planos: biológico, sensorio y perceptivo motor y afectivo. Considerando que si la acción motriz no está desnaturalizada, me parece que es la vía privilegiada que permite al niño actualizar sus potencialidades, respetando al niño y su originalidad
Es a través del juego que el niño recuerda el pasado, observa y vive el presente, para prever el futuro. El juego como una necesidad vital, contribuye al equilibrio humano.
Es a la vez actividad exploradora, aventura y experiencia: medio de comunicación y de liberación bajo una forma permitida, el juego es un proceso de educación completa, indispensable para el desarrollo físico, intelectual y social del niño y el adolescente.
El juego aporta la alegría del movimiento y satisfacciones simbólicas a la realización de sus deseos, para interiorizar poco a poco el mundo que lo rodea.
El juego es producto y huella de la herencia biológica del hombre y de sus capacidades para crear cultura.
Biológicamente no hay conducta sin sistema nervioso. Sin las experiencias pertinentes habidas durante la ontogénesis, no habrá conducta humana.
Genéticamente el ser humano hereda el potencial para el aprendizaje, pero sólo a través de las experiencias (educacionales) se llega a la plenitud de desarrollo.
El necesario desarrollo neurológico, proceso de mielinización, es determinado por la acción motriz en los primeros años de vida y su aprovechamiento va más allá del desempeño motor, facilita los procesos intelectuales también.
El modelo educativo sensoriomotriz coincide con la negación de que sin sociedad humana, no hace aparición el proceso educador.
El educador facilitará el aprendizaje si se relaciona con sentimiento, simpatía, con philias (griego), amistad, aprecio, estima, ayuda, afinidad.
Aunque el docente ya no es el modelo, el que lo sabe hacer todo y al que hay que imitar en todos los puntos, no deja de ser eje de la clase por su actitud. Actitud que califico de no directiva, en el sentido de que no constituye un encadenamiento para el niño, que le permite por el contrario, analizarse en todo momento. El maestro es un espejo en el cual el niño puede mirarse, no impone nunca su punto de vista sabiendo que la experiencia no puede ser comunicada desde fuera en ningún caso.
El niño es el único maestro de su educación.
El docente propone, estimula, desbloquea la situación si es necesario, sin dar nunca la solución, provoca de nuevo el interés, ayuda a superar las dificultades planteando una pregunta adecuada, más que proponiendo una solución.
Para favorecer el desarrollo de los niños debe evitar sustituirse por ellos. Esto significa que debe saber apartarse durante largos momentos, resistir a menudo a la tentación de intervenir, aceptar perder tiempo -en realidad lo gana-. Para que los niños encuentren la solución a un problema necesitan tiempo, necesitan captar los datos del problema, analizarlos, probarlos. El maestro que interviene demasiado y da la solución, priva a los niños de todo provecho del ejercicio. Ha perdido en definitiva mucho más tiempo que el que sabe esperar y respetar el ritmo de la clase.
En esta concepción pedagógica el maestro no impone nunca su punto de vista. Lo importante es “lo que el niño aprende y no lo que el maestro enseña”.
El que el educador de este modelo haya vivido experimentado y aprendido el y del juego, constituye la ideal herramienta operativa.
El juego debe ser considerado como una técnica, una habilidad, un instrumento para llevar al niño hacia todos los aprendizajes (Didáctica).
El educador manipula términos como: reto, reflexión, descubrimiento, respeto, trabajo, exploración, actuación, dinámica, actividad, organización, búsqueda, enlace, representación, se invita, arriesgarse, apostar, atreverse, exponerse, etc.
Motivación, el juego mismo.
La escuela sensoriomotriz requiere de un educador libertador, es decir, que proporcione al niño medios de ser el dueño -y no el esclavo de su endocrinología o del medio ambiente- de su propio destino además a “no saber”.
La familia y la escuela son las principales instituciones para desarrollar este modelo; cuando hablo de educación también me refiero a papá y mamá y cuando hablo de juegos también me refiero a tradicionales.